ABELARDO
GAMARRA “EL TUNANTE”
Abelardo
Manuel Gamarra Rondó, conocido como “El Tunante nació en Huamachuco, el 31 de Agosto
de 1852 y falleció en Lima el 9 de julio de 1924. El fue un gran escritor,
periodista, político y compositor peruano.
En
el ambiente criollo, algunos conocen a Gamarra sólo por haber bautizado al
baile nacional como “Marinera”. Otros le atribuyen la co-autoría del vals Luis
Pardo. Son muy pocos lo que han conocido y conocen la grandeza de su biografía
y de sus obras. Entre ellos se encontraba el literato y ex Presidente del
Senado de la República por el Partido Aprista don Luis Alberto Sánchez.
La
admiración que Sánchez profesaba a Abelardo Gamarra lo animó a publicar
diversos artículos honrando su memoria e incitando a los peruanos a conocer y
amar las obras de “El Tunante”. A continuación, les comparto un artículo
escrito por él en semanario nacional La Revista, del 25 de Agosto de 1927.
EL
CASO DE “EL TUNANTE”
“El
Tunante” fue un escritor al que se ha glorificado póstumamente. Mientras vivió
se le tuvo en poca cuenta y fueron muy escasos los que le comprendieron y
elogiaron. Después de muerto, el panorama ha sufrido una brusca sacudida.
Hasta
“por parecer bien”, los literatos alaban el estilo de Abelardo Gamarra, aunque
no por eso le conozcan mucho más. Es signo de buen gusto, de actualidad, de
“andar con la hora” y de “vernaculidad” (horror con la palabreja) ser
tunantista ya que no tunante. Le revaloramos al gran escritor huamachuquino, le
miramos con respeto, con el mismo respeto que nos inspirara su actitud externa,
cuando publicaba incesantemente, sin tregua las páginas de “La Integridad”.
El
Tunante ha vuelto a aparecer en la literatura, de la cual no debió desaparecer
nunca; en gran parte por el esfuerzo de la nueva generación, fiel a los valores
de la tierra, a lo autóctono y a un oportuno artículo – desmesurado en el
concepto, eso sí – de Federico More, glosado, al punto por algún escritor
peruano. Sin embargo, nadie puede obtener sus “Rasgos de Pluma” y no se
encuentra sus “Cien Años de Vida perdularia”.
¿Porqué
esta racha de amor al “Tunante”? ¿Será cierto que todos sienten esa devoción
intensa por su obra y que ya hay que colocarle en el consagrado sitial de los
dioses mayores de nuestra literatura, colocados ad libitum en una escala digna
del mayor regocijo? Cuantos alaban a Gamarra, ¿le habrán leído? ¿Sentirán en
efecto su gracia criolla y más que su gracia, su fuerza terrígena, su estrecha
ligazón con el país nativo? ¿O es que solamente, le toman como un motivo
convencional de manifestar un nacionalismo repentino y dudoso y confunden su
amargura de hombre sincero con el gracejo de unos cuantos sacripantes
literarios, a quienes hemos dado en llamar “escritores festivos” y “escritores
satíricos”?
Para
mí, la actualidad de “El Tunante” tiene mucho de convencional en la forma como
se ha desarrollado, aunque una gran justicia y un gran acierto en cuanto a su
contenido. Nada más justo que loar al escritor que fue honrado, sincero y
original durante su existencia entera. Abelardo Gamarra, surgido en el grupo
renovador e irreverente de González Prada, vivió siempre fiel al maestro y como
él, se apasionó y estuvo perennemente en lucha por las cosas de la
nacionalidad.
El
perseguía un ideal de perfección inalcanzable. Se enfervorizaba por el ideal de
la integridad nacional. Sus dardos, sus risas, escondían una pasión muy honda
por la Patria. De sus propios relatos costumbristas, en que le plugo derrochar
su talento, no es posible deducir una filiación netamente de tal, de
costumbrista, de “criollo”, según la acepción corriente, en que se usa este
vocablo. Y sin embargo, nadie menos criollo que Gamarra, dentro de ese mismo
contexto.
Gamarra
se indignaba a menudo contra lo llamado, trunca y pintureramente “criollo”,
viendo en ello un cierto jaez de flamenquismo. Cuando tuvo una polémica sobre
la marinera, él mismo la definía como un aspecto fragmentario de la
nacionalidad, mientras que el yaraví, encarnaba el alma de la nación.
A “El
Tunante” se le ha malcomprendido. Hoy le endiosan porque le saben representante
vernáculo de nuestra literatura. No es del todo cierto que él con Palma y Prada
sean lo unico de nuestra literatura, como dijera More. Pero sí es cierto, que
Gamarra es totalmente distinto a los otros. Su filiación gonzalezpradeana le
condujo por senderos de austeridad indoblegable, claramente expresados en el
título de la hoja que escribió durante toda su vida: “La Integridad”.
A
veces se me aparece Gamarra como un Almafuerte, sin versos, pero más lúcido. De
una charla con él, poco antes de morir, conservo el recuerdo de su decir
peculiarísimo, de su mirada miope, fijandose en todo cuanto acontecía a su
alrededor, de su franco opinar y de su talante al desgaire, que no había
perdido, a pesar de su existencia capitalina, el sello de la provincia, nativa.
Hay
que revisar detenidamente a Gamarra. Precisamente porque vale tanto y no se ha
dicho aún ese valor, por eso hay que revisarlo, para no caer en las
exaltaciones audaces y sin cimientos. Yo estoy seguro, que de la revisión
saldrá “El Tunante” más puro, más fuerte, más él. Pero hay que sujetarlo a
éste. Y antes, hay que leer sus libros y para leerlos, reeditarlos y
divulgarlos, con el empeño y el amor que se ponen en las obras de reparación
justa y en los homenajes, paradójicamente, razonados y fervientes.
LUIS
ALBERTO SÁNCHEZ
Pepe
Ladd, 09 de Julio del 2018.
FUENTE
BIBLIOGRÁFICA:
Sánchez,
Luis Alberto. Semanario Nacional La
Revista. El Caso de “El Tunante”, Página 21. Lima, 25.08.1928.